28 de novembro de 2010

La soledad de Bagdad Café




Beatriz Copoví Puchades (ERASMUS)

Una mujer gorda y estirada discute con su marido y queda sola en una polvorienta carretera junto a las Vegas, en el desierto de Mohave, en los Estados Unidos. Está en medio de la nada, bajo el insoportable calor, y encuentra en el café Bagdad refugio, el comienzo de una nueva vida en la que parece haberse congelado el tiempo y los antiguos propósitos.

Con una narrativa muy poética, Percy Adlon presenta una película que a mi parecer transmite la soledad en esencia pura. Un continuo juego de luces, contrastes y colores y un conjunto de planos angulosos y sugerentes ayudan a evocar a la perfección la nada, lo olvidado, el paso del tiempo.

El café Bagdad es un lugar alejado, en medio de polvo y viento, en medio de cielos rosados y carreteras. Es un lugar de paso, un destartalado y humilde punto de encuentro en el que no parecen pasar los años, un microcosmos formado por una curiosa familia. Parece ser el hogar del vacío, de la carencia y frustración. Jasmine, la protagonista alemana, llega allí y se sumerge en ese oasis, influenciando poco a poco las vidas de los personajes que encuentra.

Los miembros de la familia que lleva el bar - personajes solitarios, insatisfechos y errantes que pasan el día discutiendo entre ellos, todos ellos genialmente caracterizados e interpretados - van evolucionando con la llegada de la huésped y transformando el frío de su soledad en cálidez y armonía, dejándose llevar por la necesidad humana del cariño.

En particular tiene un papel fundamental la dueña del bar-hostal, Brenda, con un fuerte carácter que en realidad no esconde más que frustración, con la que Jasmine entabla una relación muy especial.

En Bagdad café las palabras del magnífico guión parecen ser pintadas, las imágenes parecen lienzos. La canción principal, “Calling you” acompaña con mucho acierto muchas escenas de la película, en la que a todo momento suena el viento del desierto, en contraste con las alegres notas de un viejo piano.

El polvo que se acumula sobre los muebles, los desconchados de las paredes, los grandes camiones que cruzan a diario la carretera, todos los objetos viejos y estropeados que se amontonan en el hostal, los sucios cristales de las ventanas, los cables del tendido eléctrico, la gasolinera, la caravana, el paisaje vacío y árido, el horizonte infinito, las continuas escenas de atardeceres y de cambios de color en el cielo según pasan las horas, el ángulo irreal de la cámara en muchas ocasiones...Todos estos elementos del artdirection, así como la iluminación y el tratamiento de la imagen son de una soledad infinita, parecen incluso oler a viejo y a melancolía. Los fotogramas, como poesías visuales, nos hacen partícipes de la intemporalidad del viejo café de carretera.

“A desert road from vegas to nowhere,
some place better than where you've been.
A coffee machine that needs some fixing
in a little café just around the bend.
I am calling you, can't you here me?”